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viernes, 6 de diciembre de 2013

Idilio en la calle Plumet - Fragmento de Los Miserables

"Marius estaba desconsolado. Había vuelto a ver por un momento a la joven a quien amaba, pero un soplo se la había arrebatado.(...) Todo se había desvanecido, excepto el amor."

En ese instante en que Cosette dirigió, sin saberlo, aquella mirada que turbó a Marius, éste no sospechó que él dirigió otra mirada que turbó también a Cosette, haciéndole el mismo mal y el mismo bien.
Hacía ya algún tiempo que lo veía y lo examinaba, como las jóvenes ven y examinan, mirando hacia otra parte. Marius encontraba aún fea a Cosette, cuando Cosette encontraba ya hermoso a Marius. Pero, como él no hacía caso de ella, este joven le era muy indiferente.
El día en que sus ojos se encontraron y se dijeron por fin bruscamente esas primeras cosas oscuras e inefables que balbucea una mirada, Cosette no las comprendió al momento. Volvió pensativa a la casa de la calle del Oeste donde habían ido a pasar seis semanas.
Aquel día la mirada de Cosette volvió loco a Marius, y la mirada de Marius puso temblorosa a Cosette. Marius se fue contento. Cosette inquieta. Desde aquel instante se adoraron.
Todos los días esperaba Cosette con impaciencia la hora del paseo; veía a Marius, sentía una felicidad indecible, y creía expresar sinceramente todo su pensamiento con decir a Jean Valjean: ¡Qué delicioso jardín es el Luxemburgo!
Marius y Cosette no se hablaban, no se saludaban, no se conocían: se veían y, como los astros en el cielo que están separados por millones de leguas, vivían de mirarse.
De este modo iba Cosette haciéndose mujer, bella y enamorada, con la conciencia de su hermosura y la ignorancia de su amor.

Los Miserables - Victor Hugo
Cuarta parte: "Idilio en calle Plumet y epopeya en calle Saint-Denis"
Libro segundo: "Eponina"

Comentario:
Personalmente Marius y Cosette fueron la primera pareja literaria de la que me enamoré, el de ellos es un amor puro, dulce, idílico y todas las características que se puedan atribuir al primer amor. Ese primer amor de épocas pasadas, cuando una mirada y una sonrisa bastaban para construir los cimientos de algo que perdure en el tiempo.
El autor plasma con tanta claridad los sentimientos de esta pareja de jóvenes que hace que uno se sienta parte de la historia y de cierta forma llegue a identificarse con uno de ellos, con sus dudas, miedos y también con sus alegrías. De la misma forma creo que todo padre o madre que lea este libro podría llegar a comprender a profundidad los sentimientos encontrados a los que se enfrenta Jean Valjean, el temor a perder a su adorada hija (la única persona a la que ha amado y que le ha demostrado amor) al verla enamorada de el joven Marius, y su apreciación realista de que la joven debe continuar con su vida y formar su propia familia, citando a un famoso escritor "Nuestros hijos no son nuestros hijos"
Sin más, Los Miserables va a ser siempre una lectura ampliamente recomendada porque no sólo es una historia de amor, es la historia de una vida de desdichas que tiene un final épico, es la historia de un pueblo que lucha por sus ideales y también es una historia en la que se puede apreciar en su máxima expresión las miserias humanas y hasta que punto puede llegar el ser humano por su codicia o por sus creencias. 


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